El fósforo es un elemento clave en el tratamiento de las aguas residuales. Aunque desempeña un papel fundamental, especialmente en la producción agrícola, los efectos negativos de un exceso de fósforo sobre el medio ambiente están ampliamente documentados. Su vertido en concentraciones elevadas en ríos y otros cuerpos de agua puede provocar daños y problemas graves al ecosistema.
Si bien la presión asociada a la gestión del fósforo ha aumentado como consecuencia de la intensificación de la actividad agrícola en las últimas décadas, las estimaciones del gobierno sugieren que entre el 60 y el 80 % del fósforo presente en los ríos procede de las descargas de las plantas de tratamiento de aguas residuales. Esto se explica porque, a diferencia de la agricultura, cuyo impacto es mayoritariamente estacional, los efluentes de las plantas depuradoras aportan fósforo de forma continua a lo largo del año. Por este motivo, el control del fósforo constituye un eje prioritario para las empresas gestoras del agua, especialmente en el marco del Período de Gestión de Activos AMP7, que se extiende hasta 2025. Del mismo modo, en numerosas aplicaciones industriales, como la industria láctea, es imprescindible controlar de forma estricta los niveles de fósforo en las aguas residuales.
Existen diversos enfoques para la eliminación del fósforo en las aguas residuales. Los métodos más habituales son el tratamiento biológico, el químico y la filtración. En instalaciones con grandes caudales, la recuperación y la valorización de este nutriente puede representar una alternativa económicamente viable.
Tratamiento biológico
Este método se basa en el desarrollo de microorganismos capaces de absorber y almacenar el fósforo en forma de polifosfato. Este fósforo queda incorporado a la biomasa, que posteriormente se separa del agua tratada mediante procesos de decantación o clarificación al final de la línea de tratamiento.
Tratamiento químico
Este tratamiento consiste en la dosificación de sales metálicas, habitualmente de hierro, para provocar la precipitación del ortofosfato disuelto. El precipitado se forma como un sólido y se elimina en un tanque de sedimentación o en un proceso de captura de sólidos terciarios, como un disco o un filtro de arena. Nuestra solución de clarificación Actiflo® utiliza microarena para lastrar los flóculos químicos, lo que aumenta significativamente la velocidad de sedimentación de las partículas. Esto permite tiempos de retención muy reducidos y un diseño más compacto. De hecho, el espacio que ocupa un sistema Actiflo® es hasta 40 veces menor que el de los sistemas de clarificación convencionales.
Filtración
Las tecnologías de filtración más comunes incluyen filtros de disco, de tambor y de arena. En muchas aplicaciones, los filtros de disco, que emplean una malla fina montada sobre múltiples discos giratorios, ofrecen importantes ventajas. Estas unidades destacan por su reducido espacio de implantación, ya que maximizan la superficie de filtración, y por su diseño modular y flexible. Además, presentan un coste total (TOTEX) competitivo al combinar una inversión inicial (CAPEX) y unos costes operativos (OPEX) relativamente bajos.
Nuestros filtros de disco Hydrotech proporcionan un mayor nivel de filtración ocupando menos espacio que muchos filtros de disco o de tambor convencionales.
Recuperación de fósforo
Además de la eliminación del fósforo de las aguas residuales, existen procesos que permiten su recuperación y posterior reutilización. El fósforo es un recurso finito, sin sustituto artificial, y es indispensable para usos esenciales como la fertilización agrícola y la producción de piensos para alimentación animal.
Las tecnologías de recuperación de fósforo suelen basarse en la precipitación controlada de compuestos fosfatados, siendo uno de los más comunes la estruvita (fosfato amónico magnésico), que se forma mediante la adición de sales de magnesio bajo condiciones específicas de pH y concentración. El producto resultante se separa del agua tratada y puede reutilizarse, principalmente como materia prima en la fabricación de fertilizantes.
Desde un punto de vista operativo, la recuperación de fósforo permite reducir la carga de fósforo en el efluente final, minimizar problemas asociados a incrustaciones y disminuir los costes de gestión de lodos. Al mismo tiempo, favorece la valorización de recursos y la transición hacia modelos de economía circular, especialmente en instalaciones con caudales y concentraciones de fósforo suficientes para justificar su viabilidad técnica y económica.